SANTO DOMINGO. José Acevedo es un reparador de relojes que ha escuchado el tictac del reloj sentado en la calle peatonal El Conde de la Ciudad Colonial de Santo Domingo por más de 40 años. Apreciando la diversidad de turistas, compradores y la cantidad de comerciantes que han desfilado a lo largo del tiempo.
¡Hey! ¿Tiene pulseras?, esa es una de las formas más recurrentes de comunicarse con él. Vestido como si fuera a una oficina con chabacanas y pantalones finos se prepara diariamente para ir a su lugar de trabajo, esperando obtener una buena ganancia en ventas y reparación.
Acevedo, 59 años, pareciera ser atemporal al entorno de El Conde, como si el tiempo no pasara por él. Sigue teniendo el mismo estilo de venta y sus clientes fijos, aunque unos van y vienen, permanece con el mismo puesto de negocio.
José Acevedo narra que desde los 16 años que se inició en este trabajo han surgido muchos cambios a lo largo de los años, según el relojero: hacen dos décadas atrás no existían los gift shop ni los numerosos restaurantes con que cuenta la vía peatonal. Los comercios eran de tela y zapatos.
Economía
“La economía de un relojero es muy cambiante”, expresa el buhonero. “Todo dependerá de cómo te manejes”, continúa explicando. Si te sabes administrar tendrás una vida regular (cubrir la canasta básica) puedes ganar RD$ 500 y RD$1,000 pesos en un día bueno, así como en una jornada no muy buena entre RD$ 100 y RD$ 300 , “pero si el dinero que recaudas en el trabajo, lo mal gastas en bebidas y apuestas no será regular”, añade.
La venta y reparación de los relojes se ha mantenido en el tiempo, porque esta prenda es un complemento del vestuario. Representando elegancia, además de seguridad al no tener que sacar un teléfono celular para ver la hora y arriesgarte a ser robado.

El servicio que más brinda
Dedicado a los relojes, que a diferencia de sus colegas mantienen otros trabajos fijos como empleados del Gobierno, taxistas entre otros, aparte de esta tarea. El señor Acevedo ha mantenido a su familia, la cual ha sacado adelante, dice. Entre los servicios que ofrece están: Compostura de todo tipo de reloj que use pila, accesorios, pulseras, pilas, agujas y otros. Este señor quien es oriundo de la línea cibaeña un pueblo ubicado poco después de Santiago de Los Caballeros, dice haber llegado el 03 de diciembre de 1980 a la edad de dieciséis años y que desde entonces se han mantenido en la labor.
Visitas a la calle el Conde y la Ciudad Colonial
Según datos del Ministerio de Turismo, en 2018, la visita de turistas mensual a la Ciudad Colonial era de 59,181, lo que en promedio nos dice que el relojero ha visto pasar millones de personas desde su modesto establecimiento de comercio de remiendo y despacho de relojes.
Sin embargo, esta no es la mejor de las noticias para José, puesto que su nicho de negocio está centrado en los nativos del país caribeño. “Los turistas no compran relojes, ellos vienen por los quioscos… esas pulseras y suvenires dominicanos es lo que les gusta comprar”.
Narra, además, que veinte años atrás la población de visitantes era más de dominicanos que extranjeros y que ellos (los vendedores ambulantes) se han visto afectados por la cantidad de migrantes haitianos que están ocupando sus espacios de venta.